domingo, 15 de marzo de 2009

A la Esperanza




Hay noches oscuras en las que mi esperanza se deshace,
se deslíe como el hielo al sol y al viento.
Y, entonces, no sé qué hacer porque no sé vivir sin ella
Que es la que logra mover mis labios y los músculos de mi cara para poder reír a carcajadas
Y es la que interrumpe mis arcadas
cuando la capacidad de hacer el mal que me golpea la cara,
aguiñapa mi corazón y vuelve al revés mis entrañas.
No sé si ella es hija de sólo un sueño febril,
no sé si la inventamos para huirle al deseo de la muerte,
Porque no es otra cosa lo que se siente
ante la indolencia ante el dolor multiplicado y esparcido
ante el niño que crece con ausencias
ante la indiferencia de frente a una mano extendida
que más que pedir quiere darte
la posibilidad de volver a ser humano
al encontrar unos ojos que te ayudan a mirarte
No sé qué haría sin ella y me asusta la oscura noche que la precede
porque estoy seguro de que me perdería en ella.
Hoy quiero darle gracias a la VIDA,
porque me ha dado la posibilidad de ver de frente
el más pequeño retoño millones de veces repetido
y ellos han sido el tronco fuerte
al que he amarrado mi latir que aún no se rinde.
Gracias por permitir de nuevo mi esperanza.

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